Página de Blanca Marina


Reseña del artista:

Fragmento de la crítica de Joan Lluis Montané, de la Asociación Internacional de Críticos de Arte
  “Manzana Tentación, fruta prohibida, que ronda por la mente de quienes al verla se soliviantan pero no lo demuestran. La manzana está enfrente, estática, bien elaborada, compleja en su orografía, pero sencilla en su forma real. La manzana como acto erótico emblemático procedente de la fruta prohibida.
No hay espada de Damocles que valga para los amantes que, presos del desenfreno más sideral, se despojan de sus ropajes, se desprenden de las prendas que cubren las tentaciones, a sabiendas que  éstas son, a la vez, hadas provocadoras, siluetas en la noche en pos de la revolución de las luces que brillan en lo alto del campanario de los sueños de quienes prefieren viajar en brazos de Morfeo.”


Datos del artista en Internet:






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Las fuentes de la selecta obra de Blanca Marina son: su talento, la percepción, la calidad y
el extenso acierto de las fuentes docentes dónde abrevó en su aprendizaje, tanto en Pintura
como en Cerámica y Escultura, así como la exigencia requerida por extensas y sucesivas
exposiciones de su obra: el Arte, también es fruto de un inacabable esfuerzo.
En sus Pinturas predomina la abstracción y la expresividad queda sostenida por la
composición y el dominio de las formas.
En sus Modelados, expresión de preferencias plásticas, admira los Niños, en los que gracia
e inteligencia son muestra talentosa de artista. En ellos capta la inocencia, el encanto y la
belleza de gestos característicos de esa juventud. También en sus obras se descubre el
romanticismo por excelencia, con un claro dominio de las formas oníricas que nos invita a
contemplar Damas atemporales que hacen proyectar sentimientos a flor de piel.
En estas obras, ahora expuestas, encontramos el fiel reflejo de la dedicación a una tarea
adorada.
Blanca Marina emprendió su educación artística en la Argentina, donde realizó diversos
estudios de arte, pintura, arquitectura y diseño. Ya en España, continuo en la Escuela
Oficial de Cerámica de la Moncloa, aquí cultivó su esencia bajo la tutoría de Aurora
Cañero y Julio Quesada, en Escultura y Pintura respectivamente, entre otros excelentes
profesionales en cerámica, diseño, dibujo, etc… presentando un proyecto de fin de carrera
sobre "Cerámica Precolombina". Mas tarde Quijano, cuya compañía fue enriquecedora le
afianzó en su idea del arte y sus diferentes formas de expresión. Discípula de su admirado
y querido Enrique Valero, que le impulsó a indagar en el expresionismo y la abstracción,
sacando lo mejor de ella.
Consciente de que le queda mucho por aprender, no deja de experimentar, sintiendo
especial atracción por los apuntes, los rostros, las texturas, la insinuación, el color y los
matices, intentando aprender algo nuevo cada día como artista, ser humano y madre.
Desde entonces, su carrera como Escultora, Pintora y Ceramista no ha concluido.
Expositora habitual de las muestras anuales que se celebran en Madrid, también ha
realizado exposiciones en determinadas salas de América, Europa y Asia.

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Blanca Marina Campos-Varela
Me pregunto si alguna vez, como a mí me ha sucedido, les ha parecido ver, que una escultura
tomaba vida. Caso que sucede mucho más, si esa talla vista de lejos o de cerca, es, sin duda
alguna, una creación de Blanca Marina. Niños alcanzando las estrellas. Niños jugando con una
cometa, y ambos, con tal precisión, que tienes que tocarlos, para saber que son piezas de
bronce, enriquecidas por la maestría de la escultora.
Ella, por mediación de múltiples cauces de su fantástico Arte, discurre, descrito con un tono
poético, por la corriente de una agua única y transparente, pero purísima. Un agua mansa, a la
vez que brava. Todo depende de la proa de su barco y de los vientos que soplen; pero pisando
ya el mundo de los mortales, gozando de una imagen diáfana y de exacta y medida emoción.
Ese es, el valor de su Obra, ningún otro, que no sea el del sustantivo de la mejor ley, que no se
detiene ante nadie ni ante nada, ni por supuesto, ante los falsos dictados.
Pienso sinceramente, que la Obra de Blanca se define por series temáticas, que llegan a
alcanzar un entramado de tal expresión, que emociona al visualizador y mucho más al
estudioso, porque todo su laborar, queda adscrito al resultado expresivo, con residencia en la
fuerza de la inocencia, que exhibe una sensación emocional de sensibilidad, dentro de un
contexto mágico, que aporta siempre la dulzura expresiva de la infancia.
Como si de una meiga gallega se tratara, cada una de sus esculturas, se apoya en los espíritus,
que parece que se muevan a su alrededor, con total libertad de acción, mediante una danza
embriagadora.
Esa, a mi juicio, es la base principal de esta Escultora, que se fundamenta en una pasión
extrema, por todo aquello que le rodea, que es la vida; cosa que le lleva a un acto escultórico,
perennizador de salvaguardar el detalle, hasta en lo más ínfimo, dado que se mueve en un
universo idealizado, ceñido a la minuciosa realidad.
Son, sus creaciones, realizaciones limpias, con una insistencia de autodisciplina, que le hace
superar, con independencia total, a un susurro o a una controversia, puesto que se aferra a su
talento, para llegar a verdades conjugadas.
Blanca Marina, pertenece a un mundo libre, pero evocador: ¿quién no quisiera poder disponer
de una máquina de transportación, para volver a su niñez?. Por eso nos traslada a la visión
completa y concreta, esculpida con esa personalidad rotunda y la belleza estética, que le dicta
esa sensibilidad buscadora, misionera de la creación de encanto, esplendor, finura, gracia,
hermosura y magnificencia, que llega a la perfección.
Por eso, ella, nos conduce a aprender de su lucha constante para llegar a la realidad más
sugestionadora, dentro del ingenio de saber captar escenas de unos juegos, que
desgraciadamente muchos, por variadas razones, no pudimos llegar a conocer.
Lo más importante de su escultura, es saber interpretarla. Ni mirarla, ni leerla: ¡interpretarla!,
ya que es una exploración de un mundo habitado por el niño hombre o el hombre niño, reflejo
de una nueva melancolía.
Si hemos de ser sinceros, tenemos que decir, que sus tallas, son signos de arte puro, marcados
con estilo plástico y material, que crea obras escultóricas de una expresividad total y de gran
valor simbólico, que expresan al mismo tiempo, un profundo contenido de la vida, donde cada
elemento, consigue alcanzar su completo significado.
Resumiendo, es un encuentro, entre la forma y el espíritu, ya que Blanca demuestra una
irrefutable capacidad, que convierte su magia en ciencia, encendiendo la mirada del corazón.
Josep Lluis Ponce
Crítico de Arte
Urb. Los Arroyos. C/11.n°232
28280 El Escorial (Madrid)
Tel. 91 853 45 71
Móv.: 629 12 48 90
eMail: bmcv09@gmail.com

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Blanca Marina, evocación sensual y las tentaciones
Blanca Marina simultanea pintura, dibujo, cerámica y escultura. Dentro de
una multiplicidad de lenguajes plásticos investiga según el estado de su
mente consciente y el sentir de su existencia.
En su obra existe una multitud de aspectos creativos, desde el
expresionismo y la abstracción matérica, pasando por el arte de lo ingenuo
y la creación figurativa.
Es dual, porque es libre e intenta ir más allá de lo permitido, por eso
presenta distintas personalidades en una misma obra.
En cerámica conforma una creación sensual, elegante y divertida, que
parece pintada.
Pinta expresando su voluntad de hacer cerámica y realiza el arte de la
cerámica con la personalidad de la pintora que controla los cromatismos y
de la escultora que analiza volúmenes. En este contexto destacan las
series Peras Sensuales y la de Manzanas Tentaciones.
La sensualidad de la pera, incisiva e insinuante, de forma alegórica nos
retrotrae a las curvas femeninas, en línea con la sublimación de un goce
secreto universal. Parece misterio de lo ignoto. Es como una puerta que se
abre en la alcoba real de Cleopatra.
La reina de Egipto se desviste lentamente, despojándose de los ropajes
que la hacen sublime. El espectador se acerca más, los muslos se mueven,
los ojos grandes y poderosos echan chispas y todo parece estar infundido
de un aroma de rosas finas y de guayabas edulcoradas con coco rallado. La
pera sensual de Blanca Marina evoca a las princesas medievales
encerradas en los torreones por los dragones celosos de los caballeros
pretendientes. Partida en dos, dividida en estancias duales, que confluyen
en una sola, exhiben la fortaleza del misterio desvelado, porque su otra
parte está al aire libre y los que practican el arte de la contemplación
disfrutan con los ropajes de los personajes que allí actúan. Cerámica
insinuante, formas que son amalgamas de deseos concentrados para hacer
volar la imaginación. Manzana Tentación, fruta prohibida, que ronda por la
mente de quienes al verla se soliviantan pero no lo demuestran. La
manzana está enfrente, estática, bien elaborada, compleja en su orografía,
pero sencilla en su forma real. La manzana como acto erótico emblemático
procedente de la fruta prohibida.
No hay espada de Damocles que valga para los amantes que, presos del
desenfreno más sideral, se despojan de sus ropajes, se desprenden de las
prendas que cubren las tentaciones, a sabiendas que éstas son, a la vez,
hadas provocadoras, siluetas en la noche en pos de la revolución de las
luces que brillan en lo alto del campanario de los sueños de quienes
prefieren viajar en brazos de Morfeo.
No existe la salvaguarda de lo visible, sino que la cerámica sensual de
Blanca Marina encierra el misterio del símbolo. Después... los dos
amantes se miran. El deseo recorre sus venas, sus ojos se entrecruzan y
empiezan a bailar acompañados por los sones y gestos de la provocación...
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte


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