Por Néstor Martínez Celis
*Curador de arte,
Artista visual profesor investigador de la
Universidad del Atlántico.
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Una mujer observa ‘Antharfuchsone’ del británico
Damien Hirst, en la sede de Christie's, Londres/AFP |
Sólo necesitamos un pequeño cambio de actitud y mirar
las obras de arte con un toque de imaginación. Si conoce la
trayectoria del autor es posible que las observe según esos
criterios, pero usted tiene libertad para volar.
Para comprender el arte abstracto no se necesitan gran bagaje
filosófico ni dominar complejas teorías estéticas; solo basta abrir
la mente, reorientar la mirada y disponer
nuestra sensibilidad a flor de piel.
filosófico ni dominar complejas teorías estéticas; solo basta abrir
la mente, reorientar la mirada y disponer
nuestra sensibilidad a flor de piel.
Muchas veces nos perdemos de disfrutar algunas cosas de la vida
por estar enfrascados en unos pocos pensamientos dogmatizados.
por estar enfrascados en unos pocos pensamientos dogmatizados.
Otras veces dejamos de conocer maravillas de la
naturaleza por estar siempre mirando los dos o tres objetos
que nos creen interesar.
Y, a veces, desaprovechamos el deleite de exquisitos
placeres por estar atascados en monótonos
hábitos y rancias costumbres.
placeres por estar atascados en monótonos
hábitos y rancias costumbres.
Para acercarnos y disfrutar el Arte abstracto solo necesitamos
un pequeño cambio de actitud y mirar las obras arte con
un toque de imaginación.
un pequeño cambio de actitud y mirar las obras arte con
un toque de imaginación.
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Mirar un atardecer en Córdoba remite a la paleta de
colores del célebre ruso Wassily Kandinsky.
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Si usted alguna vez ha contemplado una puesta de sol, sin darse
cuenta en algún momento ha dejado de ver el mar, la playa y
cualquier otra forma, para fijar la mirada en los colores del
cielo, en la asombrosa combinación de naranjas, amarillos,
rosas, ocres, violetas, azules, malvas y otras tonalidades.
Por minutos o segundos, termina abstrayéndose de la realidad
circundante para gozar del espectáculo de la encendida paleta de
colores de la naturaleza. De aquí a la comprensión de las
pinturas líricas de un Kandinsky solo hay un paso.
cuenta en algún momento ha dejado de ver el mar, la playa y
cualquier otra forma, para fijar la mirada en los colores del
cielo, en la asombrosa combinación de naranjas, amarillos,
rosas, ocres, violetas, azules, malvas y otras tonalidades.
Por minutos o segundos, termina abstrayéndose de la realidad
circundante para gozar del espectáculo de la encendida paleta de
colores de la naturaleza. De aquí a la comprensión de las
pinturas líricas de un Kandinsky solo hay un paso.
Si usted ha volado en avión sobre una zona ricamente
cultivada y se ha quedado absorto contemplando una diversidad de
rectángulos y franjas de tonalidades verdes de acuerdo a la
cantidad de parcelas sembradas, estaría usted muy cerca
de admirar también las acuarelas de Paul Klee y hasta
las geometrías suprematistas de Kasimir Malevich.
cultivada y se ha quedado absorto contemplando una diversidad de
rectángulos y franjas de tonalidades verdes de acuerdo a la
cantidad de parcelas sembradas, estaría usted muy cerca
de admirar también las acuarelas de Paul Klee y hasta
las geometrías suprematistas de Kasimir Malevich.
Si alguna vez ha acercado la vista a un nido de pájaros y se
ha quedado observando la enrevesada combinación de
ramitas, pajitas, raíces y lianas, unas más gruesas que otras,
aquellas en primer plano y otras en el fondo del caótico tejido, unas
marrones, rojizas, ocres, pálidas, pardas oscuras y unas
pocas amarillas, lo más probable es que a usted le pueda gustar
las expresivas y gestuales pinturas de Jackson Pollock.
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Observar la naturaleza puede ser
el inicio para entender
al expresionista abstracto Pollock.
Foto: Nicolás Avendaño. |
Si después de la lluvia usted mira a través de un cristal condensado
o humedecido y no atina a identificar las figuras de las cosas
y solo ve manchas, franjas o formas geométricas con sus
contornos diluidos y se queda embelesado con la vibración
lumínica de colores y tonalidades, quizá también lo haga cuando se
encuentre frente a una pintura de Mark Rothko o de Helen Frankenthaler.
o humedecido y no atina a identificar las figuras de las cosas
y solo ve manchas, franjas o formas geométricas con sus
contornos diluidos y se queda embelesado con la vibración
lumínica de colores y tonalidades, quizá también lo haga cuando se
encuentre frente a una pintura de Mark Rothko o de Helen Frankenthaler.
Cuando usted va caminando por una zona desértica y posa
sus ojos sobre la arena, la arcilla, los relieves y altibajos del terreno,
las texturas rugosas o porosas del camino y logra captar las
sus ojos sobre la arena, la arcilla, los relieves y altibajos del terreno,
las texturas rugosas o porosas del camino y logra captar las
diversas coloraciones terrosas, sepias, ocres, sienas, amarillas,
terracotas, seguro que después le resultará familiar las
pinturas matéricas de los pintores informalistas Fautrier o Tàpies.
terracotas, seguro que después le resultará familiar las
pinturas matéricas de los pintores informalistas Fautrier o Tàpies.
Acercarse a mirar la textura de la corteza de un corpulento
árbol, las nervaduras de una hoja de plátano, las líneas
de una frondosa cabellera, la estructura geométrica de una
telaraña o el caer de las gotas de lluvia sobre la superficie
de un charco, es abstraer la mirada de las formas
acostumbradas y empezar a explorar los terrenos de la imaginación.
Cuando por momentos nos recreamos y le encontramos
sentido a todo eso, ya hemos entrado al campo de
comprensión y disfrute del Arte abstracto.
árbol, las nervaduras de una hoja de plátano, las líneas
de una frondosa cabellera, la estructura geométrica de una
telaraña o el caer de las gotas de lluvia sobre la superficie
de un charco, es abstraer la mirada de las formas
acostumbradas y empezar a explorar los terrenos de la imaginación.
Cuando por momentos nos recreamos y le encontramos
sentido a todo eso, ya hemos entrado al campo de
comprensión y disfrute del Arte abstracto.
Es una realidad
En este racional mundo, de un realismo que raya en lo hiper real, las
formas abstractas se enfrentan a la incomprensión, y están alejadas de la
contemplación del grueso público.
Esta acuarela de 1911 del ruso Vasily Kandinsky, catalogada como
la primera pintura abstracta en la historia, marcó el inicio de
una expresión plástica.
En 2010 se celebró oficialmente la centena. No hay razón para
discutir si son 100 o 101.
Lo importante es analizarlo, cerciorarnos de que
sirve para nada y para mucho.
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